ORDENACIÓN PRESBITERAL DE JUAN CARLOS GONZÁLEZ CARRERA

Con gran alegría tenemos un nuevo sacerdote, Misionero Claretiano, ordenado el pasado sábado 14 de diciembre en la Parroquia del Purísimo Corazón de María por Mons. José de Jesús Martínez Zepeda, obispo emérito de Irapuato, Guanajuato. Estuvo acompañado de sus padres, la comunidad claretiana, familiares, amigos, grupos parroquiales y toda la feligresía.

La ordenación sacerdotal es, sin duda, uno de los momentos más significativos en la vida de la Iglesia, un verdadero encuentro con el misterio del llamado de Dios y la respuesta generosa del ser humano. En este acto solemne y cargado de simbolismo, la comunidad se congrega para ser testigo del paso definitivo de un hombre que, bajo la acción del Espíritu Santo, se consagra al servicio de Dios y de su pueblo.

El corazón de la celebración es la imposición de manos por parte del obispo, un gesto que, desde los tiempos apostólicos, expresa la transmisión del Espíritu Santo y el poder ministerial. Este momento culminante se enmarca en un contexto de oración y adoración, con la letanía de los santos como telón de fondo, recordándonos que el nuevo sacerdote entra en una comunión de servicio con la Iglesia celestial y terrenal.

La unción de las manos con el Santo Crisma, subraya el carácter sagrado del ministerio. Estas manos, ahora ungidas, serán instrumentos para bendecir, consagrar y reconciliar. La entrega del cáliz y la patena representa su misión central: celebrar la Eucaristía, fuente y culmen de la vida cristiana.

El nuevo sacerdote se convierte en un "alter Christus", llamado a ser puente entre Dios y los hombres, mensajero de esperanza, y pastor de almas.

Al terminar todo el rito de la ordenación, Juan Carlos dedicó unas palabras de agradecimiento a sus padres, hermanos, comunidad, formadores y a todos los que lo han acompañado a lo largo de su formación y discernimiento.

Al siguiente día celebró su cantamisa, en la parroquia del Purísimo Corazón de María, que es la primera misa solemne que celebra un sacerdote recién ordenado. Este momento es considerado una expresión de gratitud, alegría y acción de gracias a Dios por el don del sacerdocio recibido.

Que este nuevo sacerdote sea fiel y generoso en su ministerio, y que nosotros, como comunidad, sepamos acompañarlo con nuestra oración y apoyo.